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Novetats 18/03/00

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Congrés

Sin ecologistas no habrá cambio  

La posibilidad de que Els Verds no se incorporen a Ciutadans pel canvi cierra las puertas a que una sensibilidad con amplias simpatías sume para desbordar el vaso. Sin este ingrediente y con la noticia de que ni Jordi Sargatal ni Ramon Folch estarán en las listas de Maragall, se cierra el debate con un nuevo desencuentro.

Lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de eclosionar. La sociedad catalana, prisionera de una borrachera de modernidad, combina la alarma ambiental con la ausencia de medidas correctoras que conviertan el problema ambiental en una oportunidad para madurar. Las consignas convergentes hablan de crecer y crecer como si esto fuera posible sin generar mayores e inaceptables desequilibrios internos y externos. Si la alternativa es madurar eso solo se puede conseguir con innovación, sostenibilidad y sensatez.

La izquierda no acaba de entender el reto ante el que nos encontramos. Es un reto democrático, cívico que debe tener su retrato institucional en un nuevo impulso renovador y refrescante. Por este estilo e intención, Els Verds se han entendido con Maragall a pesar de que es obvio que en el futuro habrá controversias, desaveniencias pero siempre bajo la complicidad de la lealtad y lo que Ramon Folch bautizó con el nombre de la conspiración socioecológica.

Esta conspiración civil, amable y pacífica ha propiciado un gobierno progresista en las Islas Baleares. Un acuerdo que ha llenado de esperanzas a la sociedad balear y que podría tener su repetición en Catalunya, diferencias a parte. Els Verds han optado por diferentes tipos de coaliciones electorales buscando el mismo objetivo. No ser vampirizados, poder estar en la escena con una voluntad de seguir siendo minoritarios pero nunca marginales.

El pacto con Iniciativa per Catalunya acabó en divorcio. El acuerdo con Esquerra Republicana de Catalunya en las municipales y europeas permitió entrar en el ayuntamiento de Barcelona y sumar muchos votos en todos los lugares donde se concurrió en coalición. La dirección de ERC decidió no continuar la alianza en las autonómicas optando por una ambigüedad que dará pan para hoy y hambre para mañana.

Els Verds no han sido ni serán equidistantes. No dan un cheque en blanco a nadie pero su modesta energía quiere sumarse a un cambio. El posible, no el deseable. Con este espíritu se han hecho propuestas, iniciativas y planteamientos que han sido bien recibidos pero no han tenido su retrato en las listas electorales, máxima escenificación de las personas a las que los electores podrán votar. Esta estrechez de miras no es una historia de buenos y malos pero no es una buena noticia sobre la cual sería preferible escribir. Sobretodo cuando lo que hace falta es no poner palos a la rueda, sobretodo cuando parecía que iba por buen camino.

Jordi Bigues, periodista y ecologista. 9 de setembre 1999.         

 

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